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**Navegando en un laberinto judicial: el enredo del ‘caso Juana Rivas’**

El caso de Juana Rivas se asemeja a esa cuerda tensa que se tira con vigor desde ambos extremos. A veces se inclina hacia un lado, otras veces hacia el opuesto, y el juego puede prolongarse mientras los participantes lo soporten. Sin embargo, sobre esta soga ―compuesta de recursos legales, declaraciones, jurisdicciones y numerosas tramitaciones―, en un equilibrio sumamente inestable, se encuentra Daniel Arcuri Rivas, un niño que este sábado celebra su undécimo cumpleaños y que, desde los tres años, ha estado atrapado en una vorágine judicial que no logra alcanzar una resolución definitiva. Daniel, quien hasta ahora ha residido en Italia con su padre, Francesco Arcuri, ya está matriculado en una escuela de su nuevo hogar, Maracena (Granada), donde vive con su madre y su hermano mayor.

Mientras trata de integrarse en su nuevo entorno, los tribunales bullen, en un efecto que arrastra a medios de comunicación, políticos y, también, jueces. Pendientes de que un juzgado italiano ratifique o no su decisión de que Daniel vuelva con su padre, el caso se ha empantanado bruscamente este viernes tras la decisión del tribunal de Violencia contra la Mujer número 2 de Granada de no considerar que existiera violencia de género en la actitud de Arcuri durante la Navidad, cuando, según denuncia Juana Rivas, este le envió decenas de mensajes intimidatorios y trató de coaccionar al hijo pequeño de ambos para que declare a su favor en el juicio que se sigue contra él en Italia por maltratar a Daniel. Esa decisión ha disparado la temperatura del caso tanto como la incertidumbre sobre su resultado. Estas son algunas respuestas a esas dudas.

Daniel llegó a España el 22 de diciembre. Al poco, su madre denunció al padre por presunta coacción al menor, relacionada con una declaración judicial en Italia, y por acoso y violencia de género, a partir de numerosas llamadas de Francesco Arcuri a Rivas. La denuncia se interpuso en Málaga, pero se trasladó al juzgado de Violencia contra la Mujer 2 de Granada, cuya titular es Aurora Angulo, quien archivó el asunto. Rivas recurrió, explica María Martos, una de sus abogadas, incorporando la existencia de decenas de mensajes llegadas que consideraron amenazantes. Eso es lo que, explica Martos a EL PAÍS, se ha zanjado este viernes. No hay en ello violencia de género, pero ordena que se estudie como posible violencia doméstica, lo que endosa a otro juzgado, el que hace unos días permitió que el niño se quedara con la madre. El equipo legal de Rivas se queja de que la jueza obvia la violencia de género vicaria, la que se ejerce sobre los menores para hacer daño a la madre, Juana Rivas. Las decisiones tomadas en días anteriores siguen vigentes, por lo que el niño seguirá en su casa con su madre y hermano.